Imagen de la Santísima Virgen, gentileza de Miguel Angel Castaño (Albatrosfoto).
IMAGEN DE MARÍA SANTÍSIMA DEL VALLE
La venerada Imagen de Nuestra Madre y Señora del Valle Coronada es una talla anónima que se viene atribuyendo a diversos escultores del siglo XVIII.
Destaca la dulzura y belleza de su rostro, de sinuosas cejas finas y alargadas, así como la singular nariz recta, de caballete afilado y marcada “V” entre las cejas, sus almendrados ojos de mirada perdida ligeramente separados, sus labios ligeramente entreabiertos y curvados hacia abajo, mostrando un evidente dramatismo.
Fotografías de la imagen primitiva de la Virgen (Archivo de la Hermandad. 1920).
Ha sufrido varias restauraciones y retoques, siendo el primero a principios de siglo XX, cuando Ramón Chaveli Carrere retalló de nuevo el cuerpo de la imagen, posteriormente fue retocada por Juan Bernabé de Brito y en el año 1982 el artista sevillano Francisco Buiza Fernández eliminó todas las capas de pintura y encarnó nuevamente la imagen.
Hoy, después de tantas restauraciones, podemos contemplar una Dolorosa bellísima, joven, de rostro pequeño y moreno, de forma ovalada y estilizada, con una intensa expresión de dolor, suavizada por la delicadeza de sus facciones.
Se observan cejas finas, con entrecejo formando un perfecto triangulo, sus ojos de profunda mirada y melancolía, la nariz recta y afilada con fosas nasales pequeñas, casi circulares. Su boca de labios finos, con las comisuras hacia abajo, formando siempre una composición trapezoidal, con varios dientes superiores y barbilla pequeña.
Se le atribuyen algunos hechos milagrosos a lo largo de la historia, siendo sin duda una gran devoción no sólo de los miembros de esta Hermandad, sino de todos los jerezanos, refrendado por su Coronación Canónica en el año 2008.
Fotografía de la imagen actual gentileza de Miguel Ángel Castaño(2014).
LA ADVOCACIÓN DEL VALLE
Con relación a la Virgen del Valle recordemos que el título puede venir de una simple denominación geográfica, como si dijera la Virgen de la ermita que está en el valle, al modo como otros nombres geográficos de imágenes marianas no hacen sino denotar su origen (Virgen del camino, de la calle, de la montaña, del monte, del coro, de la capilla, del sagrario, del puerto, del mar, etc .. .); son nombres de sitio, convertidos luego en advocaciones. La simbología se le busca luego. Desde luego se le puede llamar valle al llano que hay al pie del montículo donde está la capilla de San Telmo y que llega hasta el río Guadalete y tiene enfrente la Sierra de San Cristóbal. No sabemos si el venerarse ahí una Virgen titulada del Valle se deberá a esa cercanía del valle indicado.
Simbólicamente se le ha aplicado a la Virgen la frase del Cantar (cap.2,1) “Yo soy… el lirio de los valles”. Pero sobre todo desde que se popularizó la antífona “Salve Regina”, convertida en amada plegaria por los fieles y en la que se le dice a la Virgen que los fieles acudimos a Ella “gimiendo y llorando en este valle de lágrimas”, la palabra “valle” en relación a la Virgen sugiere este símbolo de la vida humana como lugar de dolores y problemas en medio de los cuales esperamos la protección de la Virgen María.
En el prólogo de las primitivas Reglas de la cofradía se dice: “…nosotros, los hermanos que al presente somos y fueren de aquí en adelante pedimos a Nuestro Señor que, como Padre de misericordias, nos dé gracia para bien obrar en este valle de miserias…”
Grabado de la Santísima Virgen del Valle (s.XIX).
Por otro lado se ha dicho con razón que también para María la vida terrena fue hasta la Pasión del Señor y en ella especialmente un “valle de lágrimas”, por lo que este nombre de Valle a una Virgen Dolorosa le puede convenir por simbología perfectamente.
ATRIBUCIÓN A DIEGO ROLDAN
Abordamos, con la transcripción parcial de este artículo, la atribución de unas imágenes que se veneran en la Ermita de San Telmo, de Jerez de la Frontera, concretamente Nuestra Señora del Valle, Dolorosa titular de la Hermandad de la Expiración, al escultor Diego Roldán y Serrallonga, partiendo de las similitudes que presentan con otras tallas atribuidas a este artífice del barroco.
[Basado en el artículo publicado y denominado “El escultor Diego Roldán y la Ermita de San Telmo” (Antonio de la Rosa Mateos y José Jacome González). www.lahornacina.com]
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Breve Biografía del autor
Este artista había nacido en Sevilla en torno al año 1700, siendo hijo de Marcelino Roldán y Josefa Serrallonga y primo de Pedro Duque Cornejo y Roldán. Su aprendizaje se inició en el taller familiar de su tío Pedro Roldán el Mozo, hijo del celebérrimo maestro escultor Pedro Roldán el Viejo, y con su otro tío José Felipe Duque Cornejo, padre de Pedro Duque Cornejo, que en su condición de primo de mayor edad, pudo haber ejercido de instructor en sus primeros pasos en el oficio. Posiblemente, en los años 1720-1721 debió obtener el grado de maestría en el arte de la escultura, si bien su escaso virtuosismo, le animó, ante la feroz competencia de los representantes de este gremio en la capital hispalense, a demostrar su valía profesional -amparado en la estela del legendario apellido Roldán-en nuestra ciudad, fusionando su estilo aprendido en el taller familiar, con las formas implantadas por los artistas locales del momento.
Pese a lo dicho en el anterior párrafo es un artista de referencia para el estudio de la arquitectura de retablos y la escultura del siglo XVIII en la comarca, particularmente por el barroquismo de sus formas roldanescas, muy del gusto popular y apreciado por sus comitentes. En sus obras se muestran unas formas muy artificiosas, más aparentes y efectistas, logrando movimientos muy forzados, escasamente veraces, muy distorsionados, que revelan en ocasiones sus propias limitaciones, sin alcanzar las altas cotas de consideración de otros representantes de su saga familiar.
Su primera obra documentada en nuestra ciudad es el “Relieve Escultórico del Retablo de las Ánimas” de la Parroquia de Santiago, fechado en 1722 y hoy desaparecido. Especial interés tiene para esta investigación, la obra documentada de este artista, correspondiente a la decoración e imaginería de reducido formato para el mobiliario litúrgico, como la “Cajonería de la Sacristía de la Parroquia de San Miguel”, realizando las tallas del “Ecce Homo”, una “Dolorosa” y los “Querubines” en el año 1725, o los “Relieves de la Sillería de San Lucas”.
Podríamos ampliar notablemente el elenco de otras obras escultóricas, que ejecutó en compañía de otros afamados artistas de la arquitectura sagrada, entre los que citamos a Agustín de Medina Flores, en el “Retablo del Rosario de los Montañeses”, del jerezano convento de Santo Domingo, contratado en 1740.
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La Dolorosa del Valle
Al día de la fecha la única Dolorosa que está documentada como obra de este escultor, es la de la Hermandad Servita de Nuestro Padre Jesús Nazareno, de Lebrija, bajo la advocación de los “Dolores”, constando la siguiente inscripción en el interior de su rostro: “Esta mascarilla fue realizada por D. Diego Roldán en 1758”, dato descubierto por el restaurador jerezano Isaac Navarrete en 1986, tras la restauración de esta imagen.
Esta talla revela detalles, entre los que encontramos la ligera separación de los ojos, cejas finas y alargadas, así como la singular nariz recta, de caballete afilado y marcada “V” entre las cejas, rasgos que comprobamos en las imágenes dolorosas de la “Santísima Virgen del Valle” y la “Esperanza de la Yedra”, ambas en Jerez, o la “Dolorosa del Convento Regina Coeli” (Franciscanas Descalzas) de Sanlúcar de Barrameda, todas atribuidas a este autor.
Fotografías de la imagen primitiva de la Virgen (Archivo de la Hermandad. s.XX).
Otra de las imágenes atribuidas a las gubias de Diego Roldán y muy similar a la Virgen del Valle jerezana, es la intitulada de la “Soledad” de la sanluqueña Cofradía del Santo Entierro, realizada muy probablemente en la década de 1750.
A pesar de que la “Dolorosa del Valle” ha sido restaurada en varias ocasiones, las últimas por parte de Ramón Chaveli Carreres, Juan Bernabé de Britto y Francisco Buiza, afortunadamente contamos con una fotografía, fechada en el año 1926 y anterior a estas intervenciones, que denota aún más si cabe las semejanzas con las obras escultóricas de Diego Roldán, concretamente, observamos la sinuosidad de sus cejas, sus almendrados ojos de mirada perdida, sus labios ligeramente entreabiertos y curvados hacia abajo, mostrando un evidente dramatismo.
La Hermandad conserva unas manos anteriores a las actuales de esta Dolorosa, que descartamos que sean las primitivas, pues no hay más que comparar los testimonios gráficos citados (año 1926) y las citadas manos para contrastar tal aseveración, pudiendo proceder de alguna de las intervenciones, que ha sufrido esta imagen desde aquella fecha.
Fotografías de la imagen primitiva de la Virgen (Archivo de la Hermandad. s.XX).
Sin embargo, sí constatamos la gran similitud entre la mano izquierda de la “Dolorosa del Valle”, que se muestra en la fotografía fechada en 1926, y la mano izquierda de la “Santísima Virgen de la Esperanza de la Yedra”, atribuida con fundamento a Diego Roldán.
El parecido entre ambas tallas es evidente, a la vista de los testimonios gráficos anteriores a las diferentes intervenciones desde la segunda mitad del siglo XX.
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Basado en el artículo publicado y denominado “El escultor Diego Roldán y la Ermita de San Telmo” (Antonio de la Rosa Mateos y José Jacome González). www.lahornacina.com