El convento de hermanas Clarisas de calle Barja, con el que tantos lazos nos unen, vive, como casi todos, una complicada situación económica que solo se ve paliada por los ingresos que provienen de los dulces artesanales que producen con enorme amor y venden a un precio más que asequible.
Para ayudarlas, para que puedan seguir rezando por nosotros, para que puedan vivir con dignidad, te pedimos que las tengas en cuenta cuando vayas a adquirir cualquier dulce para aquellas reuniones de familia, de amigos, de hermanos, tan propicias en estas fechas que se aproximan. Ellas, seguro, os devolverán el favor con sus rezos y oraciones.